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domingo, 3 de julio de 2011

Recuerdos del Ayer



Hoy hemos dado la vuelta a ese pequeño reloj de cristal que marca el compás de nuestros sueños.

Hemos conseguido retroceder varios años en el tiempo, recuperando una atmósfera mística capaz de recrear a la perfección el añorado espíritu retro de los setenta.

Nos hemos despertado inquietos y nerviosos, pero ilusionados por el efecto estimulante que se respiraba en aquel cálido paisaje. A nuestro alrededor, el susurro de una suave brisa restallaba sobre un extenso bosque amarillento. El día era hermoso y el cielo estaba completamente despejado, el sol brillaba a más no poder y el calor que hacía allí era sofocante. Las altas copas de los árboles se alzaban alegres sobre el horizonte, con sus finos pero esbeltos troncos recogiendo con agrado los monótonos rayos de sol y dorando de un árido color toda la superficie del terreno.

Comenzamos a recorrer aquellos parajes con el entusiasmo y la curiosidad de un niño. Ro se vistió acorde para la ocasión, con un estilismo y maquillaje digno de una princesa de época. El look y colorido de sus complementos resaltaba con fuerza por cada uno de los rincones.

La panorámica de aquel lugar era ideal.

Una vieja maleta de piel abandonada en la cuneta era nuestro único equipaje. No necesitábamos nada más. Ya estábamos vestidos y abrigados por la mejor de las compañías. Necesitábamos inmortalizar aquellos mágicos momentos para siempre y una cámara fotográfica de alta definición empezó a disparar instantáneas de todo lo que sucedía.

Nuestros fotógrafos sabían recoger a la perfección toda la magia que se respiraba en aquel ambiente. Tumbados sobre la humedad del césped apenas se podía sentir el gorgojeo de los pájaros, solamente el oscuro e imaginario sonido Vintage de un pequeño receptor a válvulas acompañaba el sonido del obturador.

El tiempo parecía haberse detenido con nosotros. Cada minuto que recorríamos agudizaba la dulce y extraña excitación que allí sentíamos. Nos sentíamos tan felices que apenas éramos conscientes de que el cielo empezaba ya a oscurecer. Con el ocaso de la tarde llegamos al final de nuestro viaje al pasado, atrás dejamos un montón de imágenes para el recuerdo, momentos tan especiales que guardaremos para siempre en nuestros corazones y un cúmulo de fotogramas para compartir con todos vosotros.

Gracias por esta tarde tan inolvidable.

VERSILIA

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