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viernes, 3 de junio de 2011

Esta es Nuestra Vida

"Calles de Madrid, noche del sábado, tienes suficiente para no dormir. Bebe el elixir de trago largo mezclado con gelocatil. Calles de Madrid, no me esperaba vientos de poniente junto a Jimmy Page...". Ésa era la melodía con la que Rebeca y Quique proclamaban a los cuatro vientos que eran unos "Kamikazes enamorados". Quién les iba a decir a ellos que meses más tarde aquellas calles por las que iban desde Las Ventas hasta Chamberí iban a ser cómplices del pequeño sueño musical de unos chicos de Madrid.

Era por mayo, en una noche más fría que el hielo, cuando aquellos cuatro chicos decidieron juntarse como ocupas en el local de Pablo Tron para tocar unas canciones. De fondo no sonaba Revolver sino Amaral en el hilo musical, pero no importaba, ése era el comienzo de una historia, un viaje al ritmo y compás de las "Calles de Madrid", que tendría su primera estación en aquel local número seis.

Ro, la Cenicienta de Calles ponía las letras y los acordes, ofreciendo sus sueños a quien quiera entender y llenando con su pluma hojas de papel llenas de canciones, cada una mejor que la anterior. El resto ponía los arreglos musicales y todos juntos la ilusión. Y así llegaron nuestras primeras canciones, nuestros primeros "niños", cada uno formando un trocito de cielo de lo que es realmente el universo de Versilia. Así descubrimos que en la hoguera de lo imposible existen hechizos que en las noches serenas, toman tu corazón y se clavan como flechas. Y aprendimos que el amor existe mientras los gallos sean capaces de anunciar un nuevo día y el sol sea capaz de acostarse en el horizonte. Éramos jóvenes y cargábamos con los instrumentos como si no pesaran por las calles de Madrid de un lado para otro, día tras día, ensayo tras ensayo, por el metro, por escaleras mecánicas a velocidad de infarto para no perder el metro que pasa siempre a y cuarto, ese fiel hermano que nos lleva a todas partes guiándonos de la mano. Queríamos descubrir la magia que había en cada una de las calles de Madrid y que nos sorprendiera el alba brindando en sus bares hasta perder el equilibrio. Queríamos comprobar si es verdad que el mar rompe fuerte en las olas y hablarle a todo el mundo de lo que encontramos en cada uno de nuestros viajes...

Aquel local lleva dentro de su alma un trocito de nosotros, sus ojos nos vieron llegar, nos han visto ir creciendo y con él lo aprendimos todo. No teníamos equipo, pero eso no importaba, ensayábamos de prestado y aunque eso pareciera un "zulo" y tuviéramos que ensayar entre restos de las fiestas que el otro grupo hacía en sus horas de ensayo nos daba igual, le teníamos cariño. Allí no pasaban las horas, ese local nos unió para siempre en nuestro más hondo ser, sin poder evitarlo, sintiendo cada golpe de aire en nuestra piel. No nos importaba pasar toda la noche en vela y aunque algunos nos dijeran que habíamos perdido la cabeza, eso no era verdad, estábamos totalmente cuerdos. Tal vez nunca veremos nuestros nombres en el Hall of Fame del pop español pero aun así, el sueño había comenzado.

Y así llegó el primer concierto. Bajo la luna del "Selene" y ese columpio de estrellas que formaban nuestros amigos, rodeados de vosotros, los que nunca nos falláis, pese al miedo del debut nos echamos a la espalda todo el valor que fuimos capaz de encontrar y descubrimos la buena suerte que tenemos al teneros siempre a nuestro lado apoyándonos, haciendo verdad eso que un amigo nos contó un día que decía que la suerte sonríe siempre a los valientes y a la gente que arriesga de verdad. Comprendimos las emociones que se sienten al estar sobre un escenario transmitiendo nuestros sentimientos a través de canciones, y deseando que llegara el mañana para poder dar otro concierto y siempre dispuestos a celebrar que hay una vez más y luego otra más. Y llegaron más conciertos, los acústicos, descubrimos el "pop fusión" de Versilia de aquellas tardes inolvidables a ritmo de tango argentino, bajo los focos de una tetería, rodeados de querubines y angelitos disfrazados de Elvis y a ritmo de percusiones flamencas y flautas irlandesas... Tú no sabes, amigo Carlos, lo especial que has convertido ese lugar para nosotros. Quizás algún día cuando seamos más famosos habléis de nosotros en vuestras partidas de póker allá en ese pequeño lugar de ensayo que nos distes tan íntimo y personal. Gracias a ti podemos decir aquello de que conocimos un lugar donde la noche no acaba, en el cual sin querer despiertas y ya ves la luz del alba y donde comprendes por qué escribes, tocas y cantas. Si tengo que hablarte de un punto de inflexión en nuestra historia quizás sea ése, la Tetería número 2 de la calle del Pez.

Los días iban pasando uno tras otro en hilera y por fin llegaron también las primeras grabaciones, esas sesiones maratonianas de 24 horas en las que descubrimos a nuestro nuevo amigo el metrónomo... no hubo tiempo ni dinero para permitirnos algo un poco más profesional y nos teníamos que conformar con esos métodos de grabación caseros, pero los resultados valían la pena, por fín teníamos dejado algo para recordar nuestros días de tiempo atrás. También vinieron aquellos "conciertos" multitudinarios para nuestros amigos los parques donde podíamos ver la luz que pasa a través del día azul y respirando el sol tumbados, y los ensayos en cualquier lado, aprovechando el momento y haciendo que cada segundo que pasara se convirtiera en algo especial.

Buscábamos la inspiración para componer en todo aquello que nos rodea, en cada silencio que escuchamos, en cada puerta por entrar, en cada trocito de sueño de cristal roto que hemos tenido que recoger al andar, en cada botella arrojada al mar con palabras que luego quedaron en nada, en cada canción que recordamos y que hace que nuestro corazón lata por sentir cuando oímos sus primeros acordes. No sé por qué, pero al decir esto, en el piso de arriba suena ahora una canción de unos "mañicos" que nos trae tantos recuerdos y nos habla al corazón... Todas nuestras canciones son en español, salvo una que "irónicamente" va dedicada a una chica española que se llama Andrea. Le hemos cantado al amor, sintiendo que siempre existirá hasta que llegue el día en que la Tierra gire al revés o el fuego no sea capaz de quemar una hoja de papel. Hemos comprobado que la vida no es como el Barrio Sésamo que nos enseñaban cuando éramos pequeños. Dicen que el tiempo todo lo puede, pero hay veces que es inevitable que se pinten de negro nuestras ventanas sin dejar entrar un solo rayo de sol y nuestra mejor respuesta cuando en un invierno se secan las lágrimas es contestar en una canción a la pregunta: ¿Qué puedo hacer yo?

Después vivimos épocas de cambio y transición con nuevos guitarristas que nos cambiaron el sonido de buenos aires por los ritmos roqueros tipo Fito y con distorsión. Y así llegamos al ahora, a la nueva etapa de Versilia, donde después de un pequeño parón hemos decidido volver a empezar por donde lo dejamos, porque somos fugitivos en un cuento gris de marionetas privadas de libertad y todavía nos queda mucho que decir, porque tenemos los bolsillos repletos de mil historias por contar y tenemos que seguir retratando nuestro tiempo en canciones para no perderle la pista a nuestro corazón. Queremos revivir otra tarde así, como la de la última noche de concierto, para que nunca más se cierren nuestros ojos, para que nunca más se aleje este sueño aquí, para con los recuerdos del ayer, dar paso al presente, donde hemos comenzado este nuevo viaje partiendo de un observatorio lleno de estrellas fugaces donde todo se vuelve mágico, donde las hormigas cantan, donde el David de Miguel Ángel toca el bajo y donde conseguimos rodearnos de algunos hombres buenos muy especiales.

Nuestra primera parada en este viaje fue un palacio de hielo y allí nació Versilia. Siéntate esta noche y toma una copa con nosotros para recordar el tiempo de cuando éramos niños... Cierra la puerta, apaga la luz y deja que el mundo baile a nuestro alrededor. Llévame contigo, disfruta y bienvenido a Versilia. Ésta es nuestra vida y así queremos vivirla.

VERSILIA 

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