Eres el visitante número:

lunes, 27 de febrero de 2012

La Carta Esférica

Esta noche he vuelto a soñar contigo. Lo sé, porque cuando me he despertado lo he hecho con una sonrisa enorme en mi cara. En mi sueño, yo era un pequeño navegante que iba a bordo de un pequeño barco de papel. Era un día gris, triste y lluvioso. El sol bailaba oculto en alguna parte del cielo y las nubes parecían agitar los brazos al viento pidiendo auxilio por la tristeza que allí reflejaban. Estaba todo oscuro. Yo, como una diminuta gota de agua en medio del mar, atravesaba el océano a la deriva de mi barco fantasma, errante e inmerso en la soledad de mi camino. Te echaba mucho de menos. Y el eco de un susurro desalentador me había dicho que ya no te volvería a ver nunca más. Aquello no podía ser real, no podía imaginarme ni un segundo más de vida sin ti.

Entregado al misterio de la nostalgia, salí a la búsqueda de tu cálida sonrisa, de aquellas dulces caricias que solo tú eras capaz de inundarme a escalofríos. Al compás de los sueños todo parecía ser posible, incluso volverte a ver. Lejos de la luz de la aurora, atravesé un nudo de montañas rocosas que se alzaban poderosas desafiando al cielo. Las nubes parecían recrearse en la tristeza. Solo un halo de luz de porcelana reflejado en tu recuerdo iluminaba el faro que debía seguir. El resplandor mortecino de aquel anaranjado astro estaba a punto de extinguirse. Permanecía aferrado, por la punta de sus rayos, al inalcanzable y eterno círculo del horizonte. El camino se extendía infinito en la inmensidad del océano y de pronto percibí que no había forma posible de huir de la sombra de aquella tormenta. El mar por el que estaba navegando no desembocaría nunca. Aquello no era agua, me estaba deslizando por el río de llanto que provocaban las lágrimas cristalinas a mis pies.

Sin reloj, traté de adaptarme a la lentitud de aquellos interminables segundos. Estaba triste y cabizbajo. El frío de la nocturna brisa, atravesada por los recuerdos aún cercanos de tu ausencia me puso la piel ligeramente espigada. Necesitaba encontrar un nuevo camino para llegar a ti. Consulte el cuaderno de bitácora de mi rumbo de viaje y en el interior de mi diario de navegación hallé una esquirla de esperanza. Ahí estabas tú, plasmada en la carta esférica de los momentos más importantes de mi vida. Había comprendido que solo manteniendo encendida la llama de tu presencia en mi corazón conseguiría volver a estar junto a ti. Cerré los ojos con fuerza y fue entonces cuando te hice mi promesa. No te voy a olvidar nunca. Esta carta será mi legado para que tu nombre pueda quedar siempre pronunciado y recordado.

Al volver a abrir los ojos todo parecía haber cambiado. Mi brújula marcaba un nuevo camino hasta encontrarte. Las negras nubes se habían transformado en esponjosos algodones. Y el cielo, antes cargado de agua e inmerso en briznas grises y espesas como el plomo, había dado paso a una noche radiante y estrellada. Una luna llena tan preciosa como tú figura irradiaba el resplandor blanquecino de la noche. Su tenue reflejo sobre el mar translucía el albor de las estrellas en una inmensa nube anular que desfilaba a través del cielo. Esa misma luz había aparecido de repente en el radar de mi pequeño barco de papel. Podía volver a sentirte viva en mis pensamientos. Como el murmullo sereno de una sombra sigilosa habían renacido de un suspiro todos tus latidos en mi corazón. Y con ese ligero parpadeo, tu recuerdo había esquivado el péndulo atemporal e infinito en el que estaba sumido para trascender más allá de la distancia y entrar de puntillas por todos los rincones de mi alma. Ya sabía como encontrarte. Solo tenía que darle la vuelta al mundo. Cambiar el mar por el cielo y navegar volando por las nubes hasta que tu rostro iluminará mi tristeza.

Y así apareciste ante mí, de nuevo tan preciosa como un ángel. Viniste volando con tu cara iluminada por la estrella más bonita del firmamento. Tus ojos parecían partículas de oro flotando por el cielo y el aire que se respiraba a tu alrededor era como siempre, tan cálido y acogedor. Todo en torno a ti parecía tener vida propia. Eras como una pequeña princesa dentro de ese mundo mágico y onírico. Me saludaste desde lo lejos, haciendo movimientos suaves con tu mano. En cuanto te vi empecé a correr por la orilla como un loco hasta encontrarte. Te tenía delante de mí otra vez y aunque trataste de impedírmelo no pude evitar que una pequeña lágrima de emoción se deslizara por el contorno de mis mejillas. Te abracé con fuerza y los coloretes de tu carita sonrojada y sonriente me enseñaron como querías que te recordara siempre a partir de ahora. Contenta. Al verte así, mis labios esbozaron también una tímida sonrisa y mis lágrimas se congelaron como el hielo acabando súbitamente con todo mi delirio. Me cogiste de la mano y me acurrucaste al cobijo de una nube de algodón. Nos tumbamos recostados el uno sobre el otro y comenzamos a recordar todos esos buenos momentos que habíamos vivido juntos. Bailamos, cantamos y reímos y por un pequeño momento volví a sentirme feliz otra vez contigo aquí a mi lado.

Al despertar me he dado cuenta de que vuelves a estar lejos de mi otra vez. Mi cabeza lo sabe pero mi corazón se niega a creerlo todavía. Sé que para mucha gente tu recuerdo irá perdiéndose en el olvido con el paso de los años. Que te irás diluyendo en sus memorias como algo etéreo que el tiempo acabará por difuminar. Que pasarás a ser solo un nombre que costará retener en la retina o la armonía de una voz que dejará de sonar en sus cabezas. Pero para mí siempre estarás aquí. Te lo prometo. Cuando alguien marca tu vida como has hecho tú, no importa que pasen los años. Siempre tendrá un hueco en su corazón como lo has tenido tú en el mío desde el primer día que nos conocimos.

Sé que diriges cada uno de mis movimientos con cariño desde el cielo, que tus pequeñas alas de ángel me envuelven y me arropan cada noche como sábanas sedosas, para que pueda descansar y alejarme de la realidad que supone no tenerte aquí a mi lado. Por eso, cada noche volveré a asomarme a la ventana, miraré hacia allí arriba y volveré a abrir esa rendija de mi cabeza repleta con todos mis recuerdos sostenidos. Ese pequeño lugar de mi corazón donde los momentos vividos contigo se amontonan en cada una de las esquinas y son tan difíciles de olvidar. Siento que cada vez que miro las estrellas, en ellas encuentro tu rostro que me sonríe, tus brazos que me abrazan y acarician, y tus dulces ojos que me observan brillantes y fugaces con esa tierna mirada de niña que tú tenías. Así he podido encontrar tus tímidos puntos de luz brillando en el firmamento. No ha sido muy difícil encontrarte. Sólo tenía que buscar la estrella más hermosa de todas. La que más brille. Y esa sabía que eres tú.

Por eso, no voy a desistir en mi empeño de soñar contigo cada noche, una y otra vez, para no dejarte nunca sola y estar ahí a tu lado. Y lo he haré como mejor sé hacer, bajo una secuencia de acordes dulces y armoniosos en forma de canción. Te prometo aprender a volar si hace falta, para subir cada día a verte y darte un beso y un abrazo cada vez más grande. Tienes mi palabra de que aquí en mi corazón, siempre habrá un pedacito que lleva tu nombre. Un pequeño haz de luz anegado por toda la ternura y belleza que tú tenías. Esa que te hacía y te hace tan especial. Esa que nada ni nadie va a conseguir apagar. Te lo prometo. De verdad.

Te queremos.

VERSILIA



lunes, 18 de julio de 2011

Intimo y Personal

Ya tenemos el vaso medio lleno.

Acabamos de terminar de mezclar las canciones que completan la primera mitad del disco. El resultado está siendo sorprendente. Todas las canciones son tan íntimas y personales que es muy difícil elegir cual de ellas ha resultado la más especial.

Por ahora el conjunto está siendo bastante equilibrado.

Las estructuras y estribillos aunque giran en la misma dirección suenan bastante diferentes. A pesar de ese marcado carácter distintivo hay una esencia en común en todas las canciones, están hechas desde el cariño. Es ahí donde cada inflexión de la voz dota de sentido verdadero a las palabras y la textura de los instrumentos pone el matiz perfecto para que las melodías cobren sentido y las letras suenen como bloques compactos y homogéneos.

No existe un adjetivo que describa que se siente al oírlas terminadas.

Es como recibir una inyección de adrenalina en la cúspide de una montaña rusa. Una dosis que fluye por las venas a escalofríos y acaba súbitamente con el vértigo y el miedo que te produce mirar abajo. Ver como poco a poco han ido evolucionando las canciones en el proceso de grabación no tiene precio. Los sonidos, los arreglos, la presencia y los ritmos que salen de cada uno de los acordes envuelven en la nostalgia de recordar el momento en el que fueron escritas, cuando apenas eran versos encadenados escritos sobre hojas de papel cuadriculado y el reloj solo marcaba horas muertas perdidas buscando una inspiración que no llegaba.

Después del verano volveremos con las bisagras engrasadas. Con las emociones y energías renovadas por completo para entrar de nuevo en el proceso de composición.

Las nuevas canciones nos esperan para completar el recorrido.

El disco está cada vez más cerca.

VERSILIA

domingo, 3 de julio de 2011

Recuerdos del Ayer



Hoy hemos dado la vuelta a ese pequeño reloj de cristal que marca el compás de nuestros sueños.

Hemos conseguido retroceder varios años en el tiempo, recuperando una atmósfera mística capaz de recrear a la perfección el añorado espíritu retro de los setenta.

Nos hemos despertado inquietos y nerviosos, pero ilusionados por el efecto estimulante que se respiraba en aquel cálido paisaje. A nuestro alrededor, el susurro de una suave brisa restallaba sobre un extenso bosque amarillento. El día era hermoso y el cielo estaba completamente despejado, el sol brillaba a más no poder y el calor que hacía allí era sofocante. Las altas copas de los árboles se alzaban alegres sobre el horizonte, con sus finos pero esbeltos troncos recogiendo con agrado los monótonos rayos de sol y dorando de un árido color toda la superficie del terreno.

Comenzamos a recorrer aquellos parajes con el entusiasmo y la curiosidad de un niño. Ro se vistió acorde para la ocasión, con un estilismo y maquillaje digno de una princesa de época. El look y colorido de sus complementos resaltaba con fuerza por cada uno de los rincones.

La panorámica de aquel lugar era ideal.

Una vieja maleta de piel abandonada en la cuneta era nuestro único equipaje. No necesitábamos nada más. Ya estábamos vestidos y abrigados por la mejor de las compañías. Necesitábamos inmortalizar aquellos mágicos momentos para siempre y una cámara fotográfica de alta definición empezó a disparar instantáneas de todo lo que sucedía.

Nuestros fotógrafos sabían recoger a la perfección toda la magia que se respiraba en aquel ambiente. Tumbados sobre la humedad del césped apenas se podía sentir el gorgojeo de los pájaros, solamente el oscuro e imaginario sonido Vintage de un pequeño receptor a válvulas acompañaba el sonido del obturador.

El tiempo parecía haberse detenido con nosotros. Cada minuto que recorríamos agudizaba la dulce y extraña excitación que allí sentíamos. Nos sentíamos tan felices que apenas éramos conscientes de que el cielo empezaba ya a oscurecer. Con el ocaso de la tarde llegamos al final de nuestro viaje al pasado, atrás dejamos un montón de imágenes para el recuerdo, momentos tan especiales que guardaremos para siempre en nuestros corazones y un cúmulo de fotogramas para compartir con todos vosotros.

Gracias por esta tarde tan inolvidable.

VERSILIA

miércoles, 15 de junio de 2011

Mi Buena Suerte

Hoy tengo ganas de tararear una canción alegre.

Hemos dejado volar nuestra imaginación a través de miles de bocetos e ilusiones. Con un bolígrafo en mano y sumergidos en nuestros locos pensamientos, hemos ido desmoronando bajo tinta diseños de proyectos que sin vosotros nunca podríamos alcanzar. 

Vuestra ayuda es como un lienzo con retazos de nuestros sueños. Un lugar de fantasía, donde todo consigue siempre cobrar sentido. Allí, las lineas perdidas que intentamos proyectar pasan de ser trazos desdibujados a entretejerse punzada a punzada para adherirse en un mismo todo. Al final, cuando se mezclan entre sí, todas las ideas que teníamos, quedan reflejadas formando una imagen más bella aún de la que podíamos imaginar en el principio.

Tengo la sensación, de que la brújula de nuestro destino parece querer recrear un mundo mágico de marionetas. Todas las personas que nos rodean son como querubines de colores. Títeres dirigidos al unisono por melodías hipnóticas o cantos de nereidas que hacen de todo esto algo muy especial.

Solo contando las gotas de lluvia que forman la inmensidad del océano seríamos capaces de medir la incalculable generosidad que demostráis cada día todos con nosotros.

La verdad que nunca el título de una canción había sido tan acorde y acertado como éste: Mi buena suerte. 

Esa es la que tenemos de haberos encontrado en nuestro camino.

VERSILIA

lunes, 6 de junio de 2011

Comenzamos a grabar

Hemos abierto nuestra caja de Pandora.

En su interior, todas nuestras emociones se amontonan bajo una lluvia de acordes dulces y armoniosos como canciones de algodón. Cada una de ellas, forma parte de un pequeño sueño. Son un pasaje de los sentimientos, una fotografía que ha capturado en una pequeña dosis alguno de los instantes más profundos de nuestra vida y los ha grabado para siempre en los recuerdos.

Ha pasado mucho tiempo desde que empezamos a esbozarle el armazón. Al principio, todo resultaba muy difícil de encajar. Las semillas no parecían crecer nunca y las canciones solo eran trozos de papel escritos bajo una letra desgarbada. Ahora, por fin, todas esas melodías encadenadas que hemos ido dibujando con el paso y la erosión del tiempo han cogido forma.

Faltaba una última pieza para completar el puzzle. Alguien que dispusiera del talento necesario para ordenar ese rompecabezas musical y transformar la banda sonora de nuestros pensamientos en un pequeño espejo de bolsillo donde se proyecten en tan solo un instante, todas las alondras de nuestra vida.

Y esa pieza hemos podido encontrarla en las mejores manos posibles.

Hemos tenido la suerte de que la moneda con la que poder activar el interruptor adecuado de ese cuadro de mandos estuviera de cara. Con la luz encendida, la puerta oculta en la encrucijada donde se encontraba escondido nuestro tesoro, se ha abierto. La máquina de ensamblaje ha comenzado a producir y el otrora lejano sueño de nuestro disco está hoy cada vez más cerca.

Ahora solo queda esperar, disfrutar del resultado y agradecer con todo el cariño a todas las personas que nos han seguido en el camino hasta llegar aquí. A todos vosotros que ya sabréis quien sois. Mil gracias.

VERSILIA

viernes, 3 de junio de 2011

Esta es Nuestra Vida

"Calles de Madrid, noche del sábado, tienes suficiente para no dormir. Bebe el elixir de trago largo mezclado con gelocatil. Calles de Madrid, no me esperaba vientos de poniente junto a Jimmy Page...". Ésa era la melodía con la que Rebeca y Quique proclamaban a los cuatro vientos que eran unos "Kamikazes enamorados". Quién les iba a decir a ellos que meses más tarde aquellas calles por las que iban desde Las Ventas hasta Chamberí iban a ser cómplices del pequeño sueño musical de unos chicos de Madrid.

Era por mayo, en una noche más fría que el hielo, cuando aquellos cuatro chicos decidieron juntarse como ocupas en el local de Pablo Tron para tocar unas canciones. De fondo no sonaba Revolver sino Amaral en el hilo musical, pero no importaba, ése era el comienzo de una historia, un viaje al ritmo y compás de las "Calles de Madrid", que tendría su primera estación en aquel local número seis.

Ro, la Cenicienta de Calles ponía las letras y los acordes, ofreciendo sus sueños a quien quiera entender y llenando con su pluma hojas de papel llenas de canciones, cada una mejor que la anterior. El resto ponía los arreglos musicales y todos juntos la ilusión. Y así llegaron nuestras primeras canciones, nuestros primeros "niños", cada uno formando un trocito de cielo de lo que es realmente el universo de Versilia. Así descubrimos que en la hoguera de lo imposible existen hechizos que en las noches serenas, toman tu corazón y se clavan como flechas. Y aprendimos que el amor existe mientras los gallos sean capaces de anunciar un nuevo día y el sol sea capaz de acostarse en el horizonte. Éramos jóvenes y cargábamos con los instrumentos como si no pesaran por las calles de Madrid de un lado para otro, día tras día, ensayo tras ensayo, por el metro, por escaleras mecánicas a velocidad de infarto para no perder el metro que pasa siempre a y cuarto, ese fiel hermano que nos lleva a todas partes guiándonos de la mano. Queríamos descubrir la magia que había en cada una de las calles de Madrid y que nos sorprendiera el alba brindando en sus bares hasta perder el equilibrio. Queríamos comprobar si es verdad que el mar rompe fuerte en las olas y hablarle a todo el mundo de lo que encontramos en cada uno de nuestros viajes...

Aquel local lleva dentro de su alma un trocito de nosotros, sus ojos nos vieron llegar, nos han visto ir creciendo y con él lo aprendimos todo. No teníamos equipo, pero eso no importaba, ensayábamos de prestado y aunque eso pareciera un "zulo" y tuviéramos que ensayar entre restos de las fiestas que el otro grupo hacía en sus horas de ensayo nos daba igual, le teníamos cariño. Allí no pasaban las horas, ese local nos unió para siempre en nuestro más hondo ser, sin poder evitarlo, sintiendo cada golpe de aire en nuestra piel. No nos importaba pasar toda la noche en vela y aunque algunos nos dijeran que habíamos perdido la cabeza, eso no era verdad, estábamos totalmente cuerdos. Tal vez nunca veremos nuestros nombres en el Hall of Fame del pop español pero aun así, el sueño había comenzado.

Y así llegó el primer concierto. Bajo la luna del "Selene" y ese columpio de estrellas que formaban nuestros amigos, rodeados de vosotros, los que nunca nos falláis, pese al miedo del debut nos echamos a la espalda todo el valor que fuimos capaz de encontrar y descubrimos la buena suerte que tenemos al teneros siempre a nuestro lado apoyándonos, haciendo verdad eso que un amigo nos contó un día que decía que la suerte sonríe siempre a los valientes y a la gente que arriesga de verdad. Comprendimos las emociones que se sienten al estar sobre un escenario transmitiendo nuestros sentimientos a través de canciones, y deseando que llegara el mañana para poder dar otro concierto y siempre dispuestos a celebrar que hay una vez más y luego otra más. Y llegaron más conciertos, los acústicos, descubrimos el "pop fusión" de Versilia de aquellas tardes inolvidables a ritmo de tango argentino, bajo los focos de una tetería, rodeados de querubines y angelitos disfrazados de Elvis y a ritmo de percusiones flamencas y flautas irlandesas... Tú no sabes, amigo Carlos, lo especial que has convertido ese lugar para nosotros. Quizás algún día cuando seamos más famosos habléis de nosotros en vuestras partidas de póker allá en ese pequeño lugar de ensayo que nos distes tan íntimo y personal. Gracias a ti podemos decir aquello de que conocimos un lugar donde la noche no acaba, en el cual sin querer despiertas y ya ves la luz del alba y donde comprendes por qué escribes, tocas y cantas. Si tengo que hablarte de un punto de inflexión en nuestra historia quizás sea ése, la Tetería número 2 de la calle del Pez.

Los días iban pasando uno tras otro en hilera y por fin llegaron también las primeras grabaciones, esas sesiones maratonianas de 24 horas en las que descubrimos a nuestro nuevo amigo el metrónomo... no hubo tiempo ni dinero para permitirnos algo un poco más profesional y nos teníamos que conformar con esos métodos de grabación caseros, pero los resultados valían la pena, por fín teníamos dejado algo para recordar nuestros días de tiempo atrás. También vinieron aquellos "conciertos" multitudinarios para nuestros amigos los parques donde podíamos ver la luz que pasa a través del día azul y respirando el sol tumbados, y los ensayos en cualquier lado, aprovechando el momento y haciendo que cada segundo que pasara se convirtiera en algo especial.

Buscábamos la inspiración para componer en todo aquello que nos rodea, en cada silencio que escuchamos, en cada puerta por entrar, en cada trocito de sueño de cristal roto que hemos tenido que recoger al andar, en cada botella arrojada al mar con palabras que luego quedaron en nada, en cada canción que recordamos y que hace que nuestro corazón lata por sentir cuando oímos sus primeros acordes. No sé por qué, pero al decir esto, en el piso de arriba suena ahora una canción de unos "mañicos" que nos trae tantos recuerdos y nos habla al corazón... Todas nuestras canciones son en español, salvo una que "irónicamente" va dedicada a una chica española que se llama Andrea. Le hemos cantado al amor, sintiendo que siempre existirá hasta que llegue el día en que la Tierra gire al revés o el fuego no sea capaz de quemar una hoja de papel. Hemos comprobado que la vida no es como el Barrio Sésamo que nos enseñaban cuando éramos pequeños. Dicen que el tiempo todo lo puede, pero hay veces que es inevitable que se pinten de negro nuestras ventanas sin dejar entrar un solo rayo de sol y nuestra mejor respuesta cuando en un invierno se secan las lágrimas es contestar en una canción a la pregunta: ¿Qué puedo hacer yo?

Después vivimos épocas de cambio y transición con nuevos guitarristas que nos cambiaron el sonido de buenos aires por los ritmos roqueros tipo Fito y con distorsión. Y así llegamos al ahora, a la nueva etapa de Versilia, donde después de un pequeño parón hemos decidido volver a empezar por donde lo dejamos, porque somos fugitivos en un cuento gris de marionetas privadas de libertad y todavía nos queda mucho que decir, porque tenemos los bolsillos repletos de mil historias por contar y tenemos que seguir retratando nuestro tiempo en canciones para no perderle la pista a nuestro corazón. Queremos revivir otra tarde así, como la de la última noche de concierto, para que nunca más se cierren nuestros ojos, para que nunca más se aleje este sueño aquí, para con los recuerdos del ayer, dar paso al presente, donde hemos comenzado este nuevo viaje partiendo de un observatorio lleno de estrellas fugaces donde todo se vuelve mágico, donde las hormigas cantan, donde el David de Miguel Ángel toca el bajo y donde conseguimos rodearnos de algunos hombres buenos muy especiales.

Nuestra primera parada en este viaje fue un palacio de hielo y allí nació Versilia. Siéntate esta noche y toma una copa con nosotros para recordar el tiempo de cuando éramos niños... Cierra la puerta, apaga la luz y deja que el mundo baile a nuestro alrededor. Llévame contigo, disfruta y bienvenido a Versilia. Ésta es nuestra vida y así queremos vivirla.

VERSILIA